«La Iglesia es misionera por su propia naturaleza —escribe Juan Pablo II en la encíclica Redemptoris missio—, ya que el mandato de Cristo no es algo contingente y externo, sino que alcanza al corazón mismo de la Iglesia. Por esto, toda la Iglesia y cada Iglesia es enviada a las gentes. Las mismas Iglesias más jóvenes (…) deben participar cuanto antes y de hecho en la misión universal de la Iglesia, enviando también ellas misioneros a predicar por todas las partes del mundo el Evangelio, »
Papa Benedicto XVI – mensaje para DOMUND 2007