Palabras del Director Nacional de las
Obras Misionales Pontificias, El Salvador
Reciban una vez mi más fraterno saludo, mientras nos preparamos a celebrar este mes de octubre “misionero”.
Los Últimos acontecimientos mundiales, nacionales políticos y eclesiales nos han proporcionado una infinidad de mensajes e informaciones, pero ¿Qué importancia y utilidad han tenido en mi vida personal, eclesial y Pastoral?, ¿Nosotros estamos hablando desde lo profundo, buscando la verdad, comunicando lo más importante y esencial para nuestra vida?.
1. Este año nos preparamos a celebrar los 50 años del documento “Ad Gentes” que con la “Gaudium et Spes” y la “Lumen Gentium” han dado un sacudida y empuje pastoral a toda la Iglesia universal y particular, abriendo nuestras puertas y caminos por medio de iniciativas y actividades específicamente misioneras, recordando que la Iglesia o es misionera o no es la Iglesia de Jesucristo.
2. También tenemos como un inmenso regalo de Dios la beatificación de Mons. Óscar Arnulfo Romero, que es un verdadero ejemplo de discípulo misionero que ha roto las fronteras de El Salvador y ha llegado con su testimonio de vida profética y martirial más allá de las fronteras; inspirando la vida cristiana de muchos en su compromiso misionero en todos los campos de la pastoral.
3. El Papa Francisco en su mensaje para la Jornada Misionera Mundial 2015, conocida en nuestro país como el Domingo Mundial de las Misiones (DOMUND) nos señala que esta jornada de misiones tiene lugar en el contexto del año de la vida consagrada y recibe de ello un estimulo para la oración y la reflexión; y enfatiza que todo bautizado está llamado a dar testimonio del Señor Jesús proclamando la fe que ha recibido como un DON.
La misión es algo imprescindible para aquellos que escuchan la voz del Espíritu que susurra “VEN” y “VE”. Quién sigue a Cristo se convierte necesariamente en misionero, y sabe que Jesús «camina con él, habla con él, respira con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 266). En fin todo el mensaje mira al misionero muy identificado con Jesús y comprometido permanentemente con la misión.
“Los destinatarios privilegiados del anuncio del evangelio son los pobre, los pequeños, los enfermos, aquellos que a menudo son despreciados y olvidados, aquellos que no tienen como pagarte”.
4. “Hermanos y hermanas, la pasión del misionero es el Evangelio. Y este es fuente de alegría, de liberación y de salvación para todos los hombres”. El Santo Padre Francisco esta iluminando con su palabra la tarea misionera de los religiosos y religiosas ¡Esto es fabuloso! Cuantas religiosas y religiosos asumiendo esta tarea puede renovar a la Iglesia. Pero también cuantos cristianos sacerdotes y laicos pueden y deben asumir este papel. Que alegría entonces compartir en círculos de estudio o en convenciones pastorales, en las pequeñas comunidades, en las comunidades eclesiales de base, en los movimientos y asociaciones estas palabras del Papa y reflexionarlas para asumir nuestro papel misionero y llevar la pasión por el evangelio al mundo entero.
Por último, no se nos olvide que todos los cristianos, en virtud del bautismo, somos corresponsables de la actividad misionera (RM 77). La participación de las comunidades y de cada fiel en este derecho-deber es a lo que se le llama “cooperación misionera” (RM 77). Todos y cada uno hemos de hacer la cooperación misionera conforme a nuestra propia vocación y misión en tres maneras concretas: 1. La Cooperación espiritual: dando testimonio de vida, nuestras oraciones y sacrificios por las misiones y misioneros en el mundo entero; 2. La Cooperación material: “Mayor felicidad hay en dar que en recibir” (Hechos 20, 35), (RM 81). Dios nos ha dado muchos bienes (vida, valores, posibilidades, etc.) no sólo para nuestro propio bien sino para que los usemos en favor de todos los hermanos, por este DOMUND los invito a dar un aporte monetario y concreto para las necesidades de nuestros hermanos más necesitados en el mundo entero; y 3. La Cooperación con servicios misioneros: donde cada día estamos invitados a poner nuestros dones en favor de la Iglesia; de ser misioneros en nuestra propia comunidad local y, desde allí, misioneros para el mundo entero.
Que Dios bendiga nuestra nación y a ejemplo del Beato Óscar Romero, Obispo y Mártir, y la protección de nuestra Madre María Reina de las misiones; seamos verdaderos discípulos misioneros llevando la pasión del Evangelio al mundo entero.
Pbro. Estefan Turcios Carpaño
Director Nacional
Obras Misionales Pontificias, El Salvador