En esta semana se pretende entre los fieles la constancia en la oración para dar gracias a Dios por el don de la fe, así como para pedri al dueño de la mies que envíe operarios a su mies y que el anuncio de la Buena Noticia llegue a todos los pueblos.
Conviene llevar estas intenciones tanto a la oración personal como a la comunitaria, comenzando por la participación en la Eucaristíca, y sin olvidar el rezo del Rosario Misionero, las vigilias de oración y otras posibles celebraciones litúrgicas de carácter misionero. El Papa Benedicto XVI nos decía que "la oración se convierte en estos momentos en una exigencia muy concreta, como medio para recibir constantemente fuerzas de Cristo".