Que la paz del Señor Jesús fortalezca la acción misionera de todos los enfermos misioneros y de los servidores de los enfermos.
Me alegra mucho saber que en este año 2016 estamos más fuertemente unidos en la tarea de hacer que sean cada vez más las personas que se encuentren con el Señor Jesús resucitado.
Estamos ya en los inicios de la cuaresma, este año 2016 la Celebración eucarística central de la Jornada, el 11 de febrero memoria de nuestra señora de Lourdes, tendrá lugar precisamente en Nazaret, donde la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros”, jornada mundial que ha iluminado con este maravilloso mensaje que con profunda sencillez nos llama a la misericordia.
Bajo el tema de “confiar en Jesús misericordioso como María” nos invita a reflexionar el texto bíblico sobre las Bodas de Caná (Jn2) y que el papa Francisco emplea para hablarnos de esos cuatro personajes en la vida cristiana, componentes que son personas: Jesucristo, María, los servidores y los necesitados. Me parece que este mensaje es una bella exposición de cómo abordar los textos bíblicos y como iluminar nuestro papel como servidores.
El enfermo misionero es un servidor ayudado por Jesús, aconsejado por María, fortalecido por los servidores de la Iglesia. Tanto el enfermo misionero como el servidor del enfermo estamos llamados a potenciar la fe y actuar en la esperanza poniendo todo el amor de que somos capaces, para que el mundo crea que Jesús es el Señor y experimente su misericordia.
La Unión de Enfermos Misioneros (UEM) es una bella obra pontificia que con este mensaje es iluminada para su accionar misionero, es una linda ocasión para transformar “el agua de nuestra vida en vino bueno que nos haga más abiertos al diálogo para acercarnos y conocernos mejor, que elimine toda forma de cerrazón y desprecio y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación”.
El papa francisco nos propone estar siempre animados por “el ejemplo de María, madre de misericordia para descubrir la alegría de la ternura de Dios y llevarla gravada en nuestros corazones y nuestros gestos”.
Propongo que dialogando con los párrocos se organice lo mejor posible esta jornada, invitando a los agentes de pastoral para recoger y movilizar a los enfermos en cada parroquia con el fin de poder administrarles la Santa Unción de los enfermos, animarles en la fe y compartir con ellos la alegría de la misericordia de nuestro Señor Jesucristo. Para tener mejor asimilado el mensaje del papa Francisco conviene que se hagan círculos de estudio de este mensaje.
Hermanas y hermanos de la UEM que la salud de Dios esté con ustedes.
Pbro. Estefan Turcios Carpaño