Al Espíritu Santo no lo podemos ver. Advertimos su presencia por las señales que le acompañan. Con el Espíritu Santo en sus vidas, a los discípulos se les quita el miedo y alaban a Dios y proclaman a Jesús, como su Señor. Nace la Iglesia, comunidad de hermanos.
Una comunidad llena de amor. El libro de Hechos de los Apóstoles ofrece a nuestra consideración dos modelos de comunidad: la de Jerusalén y la de Antioquia. Nosotros en esta oportunidad, consideraremos la de Jerusalén.
El Espíritu Santo hace resaltar en ella el amor fraterno y la solidaridad. Los integrantes de tratan como verdaderos hermanos. Creen en Jesús, palabra viva, a la que escuchan y cumplen, formando así la familia espiritual, anunciada por Jesús:
– Vivían unidos y compartían todo cuanto tenían.
– Se repartían los bienes de acuerdo a lo que cada uno necesitaba.
– Acudían asiduamente al templo con mucho entusiasmo.
– Compartían el pan en sus casas, comiendo con alegría y sencillez. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo.
Ahora compartamos también nosotros lo que hemos traído (se les pidió en el encuentro pasado que trajeran algo para compartir). Luego iremos a visitar a una familia necesitada que elegimos. (puede ser la familia de algún miembro del grupo).
Archivo(s) adjunto(s):
Tema 4 – Modelos de comunidad- Vida de grupo.pdf |