El objetivo de esta semana es suscitar entre todos nosotros la apertura para escuchar la voz de Dios, que llama y envía a la misión. Para ello se recomienda participar en actividades de formación misionera, celebrar algún encuentro con misioneros, estar atentos y disponibles a la llamada de Dios, y mantener vivo el interés por las necesidades de la Iglesia a la hora de llevar al mundo el mensaje de Salvación. La animación misionera nos ayuda a comprometernos a ser instrumentos de unidad y de amor y a estar receptivos a la posible vocación misionera.
“Los misioneros”, dice Benedicto XVI, “han de ser personas cuyo corazón ha sido conquistado por Cristo con su amor, despertando en ellos el amor al prójimo”.
Algunas sugerencias para vivir esta semana en nuestras comunidades son las siguientes:
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Proponer una reflexión personal o grupal sobre lo que implica ser apóstol de Jesús hoy.
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Profundizar en la vida de los santos (como por ejemplo: Santa Teresita del Niño Jesús o de San Francisco Javier “patronos de las misiones”), motivándonos a vivir todos nuestra primera vocación que es la santidad y de manera especial motivar a los jóvenes a descubrir su vocación y orar por las vocaciones sacerdotales, religiosas, misioneras y matrimoniales en el mundo entero.
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Reflexionar sobre la Misión Continental en el contexto del Octubre Misionero.
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Organizar misiones en el ámbito de cada parroquia (durante el octubre misionero), casa por casa; primero orando, luego, escuchando a la gente y por último iluminando con la Palabra de Dios. Que se sumen los sacerdotes a la misión, encontrándose con las distintas realidades de la comunidad.
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Dar a Conocer la Pontificia Unión Misional