Valorar la dimensión redentora y salvífica del sacrificio y del sufrimiento es el principal objetivo de esta semana. Así, se nos mueve a unir a la cruz de Cristo y ofrecer por la evangelización del mundo nuestras obras de penitencia y la aceptación de nuestros dolores. En este camino también se nos invita a contemplar la vida de Jesús, a conocer y valorar la vida de sacrificio y entrega de los misioneros, y a amar y cuidar a los enfermos (por ejemplo, acompañándoles y leyendo con ellos algún material misionero).
“Es allí, en la cruz, donde puede contemplarse esta verdad. Y a partir de allí se debe definir ahora qué es el amor”, explica el Papa Benedicto XVI.
Algunas ideas para vivir esta semana en nuestras comunidades:
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Podemos proponer a nuestras comunidades el ofrecimiento de algún sacrificio unido a la oración por la misión universal de toda la Iglesia y por los misioneros.
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Dar a conocer a través de carteleras el aporte económico de la diócesis y del país en el año anterior, así como el de otros países y continentes.
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Proponer a toda la estructura parroquial, en sus diversos grupos y movimientos de Iglesia, ser misioneros, con gestos concretos, a lo largo de este mes especial.
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Informar sobre las necesidades de quienes viven y trabajan como misioneros en territorios de misión, contar a cada una de nuestras comunidades sobre la situación de la misión en los diferentes continentes.
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Dar a conocer la realidad de la misión a través de testimonios misioneros.
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Dar a conocer la obra de San Pedro apóstol