EN LA CELEBRACION DE LOS 25 AÑOS
DE SER FUNDADA LA UNION DE ENFERMOS MISIONEROS
EN LA DIOCESIS DE SANTIAGO DE MARIA
La celebración de los veinticinco años de la Unión de Enfermos Misioneros en nuestra diócesis de Santiago de María, en la republica de El Salvador, no debe limitarse a un acontecimiento aislado de conmemoración festiva, de dicha obra misional. Si no que debe de ser un alto en el camino para ver lo que se ha recorrido con sus luces y con sus sombras; con sus rosas y con sus espinas, ubicarnos en el presente y proyectarnos de forma positiva hacia lo que falta por caminar.
La Unión de enfermos Misioneros tiene su origen en aquel momento culminante de la historia de la salvación que se realizo a que aconteció en la cruz del calvario; el crucificado que tiene un nombre y se llama Jesús de Nazaret y el instrumento bañado con su sangre tiene un nombre y de el madero de la cruz; al pie de aquella cruz traspasada de dolor estaba una mujer y esa mujer tiene nombre, María de Nazaret. Una doctora española que ha escrito un libro que se llama: “Dios también es madre”, expresa su reflexión teológica a cerca del misterio del calvario y dice que con el dolor del calvario Dios eterno y Dios Altísimo, estaba dando a luz al hombre y a la mujer nuevos; en la nueva creación.
El Gran objetivo de la Unión de Enfermos Misioneros es: redimir desde el dolor. En la vida de todo hombre y de toda mujer hay como tres momentos fuertes de dolor: el dolor de nacer, el dolor de pecar y el dolor de morir.
La realidad del dolor humano está unida a la realidad del sufrimiento y hoy más que nunca los hombres y mujeres no quieren sufrir y esto lleva a la persona a un sin sentido de la vida; por que cuando se hace del dolor humano un medio para glorificar a Dios, para redimir al mundo y para la salvación propia, el dolor humano tiene sentido de salvación y por tanto tiene un profundo sentido misionero.
Santa teresita del niño Jesús en su corto paso de vida por este mundo se transformo en la patrona de las misiones y ha sido declarada doctora de la iglesia sin haber ingresado a ninguna universidad para cursar cátedras que la acreditaran como tal, lo único que hizo esta monja carmelita es hacer de su enfermedad y de los sufrimientos a causa del maltrato que en la misma comunidad religiosa recibía; una cruz y esa cruz unirlas a la cruz de Jesús en el calvario a anuncia el evangelio, a la obra misionera de la iglesia, como decía ella: “Ofrezco mis sufrimientos por la implantación de la cruz en aquellos lugares donde Jesús no es conocido, ni amado”.
La obra de la propagación de la fe incluye en su dinámica, el dolor y sufrimiento de enfermos y ancianos para fortalecer el dinamismo de los misioneros y hacer de los corazones de los hombres y mujeres que no conocen a Jesús verdaderos discípulos y misioneros. Hace 25 años en la parroquia San Simón Apóstol de Jucuapa, departamento de Usulután, El Salvador; se hizo la primera convocatoria a los miembros de grupos eclesiales de dicha parroquia para realizar un taller misionero y así concretizarse y organizarse para acercarse a todos los hombre y mujeres que en su lecho de dolor o de ancianidad iluminados por el evangelio de Jesús, animados por la iglesia y acompañados por los visitadores, participaran en la obra más bella de la iglesia particular; es así como comenzó un proyecto diocesano que aquellos momentos no fue bien recibido por algunos párrocos y algunos movimientos eclesiales, pero a pesar de las espinas, el color y el perfume de las rosas lanzaron dicha abra siempre adelante.-
La Unión de Enfermos Misioneros ha aportado a nuestra diócesis una gran riqueza espiritual que la vemos reflejada en el dinamismo evangelizador de todas las parroquias y comunidades eclesiales y no digamos en la abundancia de vocaciones al sacerdocio, a la vida religiosa y de laicos comprometidos con el anuncio del evangelio en sus familias y en sus comunidades. La Unión de Enfermos Misioneros, ante tanta riqueza espiritual en nuestra diócesis; debe ocupar un espacio prioritario en los planes pastorales de cada una de las parroquias y no digamos en el plan diocesano pastoral. La mística de la unión de Enfermos Misioneros no es andar ofreciendo sanaciones a los ancianos y enfermos incurables; si no hacer que los ancianos y enfermos incurables unan sus sufrimientos y achaques de ancianidad a la Cruz de Jesús y de esta manera hacer la voluntad de aquel que lo ha dado todo, Eterno y Altísimo Dios de la vida.
Que la reina de las Misiones y Santa Teresita del niño Jesús, hagan más misionera a nuestras parroquias y toda nuestra diócesis y a todo nuestro país dentro de las fronteras con la atención pastoral y fuera de las fronteras con la Misión Ad-gentes.