¿Qué es misión?
¡La fe se fortalece dándola!
Este es un subsidio de ayuda a la preparacion a la evangelizacion de manera especial en las misiones de semana Santa, adviento, como en el octubre misionero.Tambien peude servir en una mision en la diocesis, la visita de misioneros al pais, etc. Esperamos sirva de ayuda a las parroquias de nuestro pais para introducirnos en la tarea misionera.
Nuestra opción por Dios y por el prójimo debe expresarse particularmente en la conversión a la comunión, a la solidaridad y a la misión que trataremos en esta unidad.
¿Qué es misión?
Entendemos por Misión, el Anuncio de Jesús y su Evangelio, la construcción de la Iglesia local y la promoción de los valores del Reino a las personas, a las situaciones humanas y sociales nuevas, a las culturas, etc.; que aún no han recibido la Buena Nueva o han perdido el sentido vivo de su fe; distinguiéndola de los otros servicios eclesiales como la atención pastoral de los fieles.
Tipos de Misión:
La misión es una sola pero se distingue entre misión local o ad intra y ad gentes.
Misión ad Intra: Espacio de tiempo fuerte para la puesta en marcha o reanimación y revitalización de un plan pastoral en un determinado espacio eclesial: Comunidad eclesial de base, Parroquia, Decanato, Zona o Diócesis.
Misión ad Gentes: Esta misión de la Iglesia es única, aunque conoce varias modalidades, las cuales no dependen de su naturaleza, sino de las circunstancias. Las iniciativas evangelizadoras que se comprenden bajo el nombre de misiones tienen como objeto fundar nuevas Iglesias, autóctonas tan pronto como sea posible, con propia jerarquía, de forma que puedan contribuir al bien de la Iglesia una y universal.
Es todavía inmensa la labor misional pendiente. Un gran número de hombres desconoce el mensaje evangélico. Son muchos los que permanecen separados de él. Algunos incluso niegan a Dios. Para anunciar el misterio de salvación, la iglesia debe insertarse en todos los grupos humanos.
Partes de una Misión
Por la obra del espíritu que siempre acompaña “el vivir y el crecer de su Iglesia” existe en nuestros días un maravilloso abanico de maneras de misionar.
Estas modalidades encierran, necesariamente tres momentos que, todos unánimemente designan como: PreMision, Mision y Post Mision.-
Pre Misión
Hablar de Pre-Misión, es hablar del tiempo que antecede a la Misión y que esta destinado a hacerla posible, fácil y fructuosa. Una misión no preparada, puede producir los mismos efectos que lanzar un atleta al estadio, sin previo precalentamiento. Brevemente recordamos algunas cosas que deben ser tomadas en cuenta.
Ambiente de Oración:
Es necesario crear un ambiente de oración. Es el Espíritu el que allana el camino y el espíritu del Señor llega sólo a través de la plegaria.
Aceptada pues, la venida de la Misión, la Comunidad entera debe entrar en un clima de oración. Es un período similar al que precedió a la venida del espíritu santo, el día de pentecostés: “Los Apóstoles perseveraban en la oración junto con María, la Madre de Jesús” (Hech 1,14)
Visita Domiciliaria:
Es importante una visita domiciliaria realizada por los más comprometidos de la Comunidad. Dicha visita se realizará con los siguientes objetivos:
Avisar el día preciso de la llegada “del paso del Señor”: La Misión
Repartir un volante con la oración por la misión, inculcando, al mismo tiempo, la necesidad de rezarla diariamente en familia;
Entregar un Póster alusivo a la misión, con el Lema de la misma y con las fechas en que se realizará la misión. Puede ser de mucha utilidad que el Póster elegido, sea confeccionado por los niños o jóvenes del lugar
Esta visita es como el trabajo realizado por Juan Bautista para anunciar la venida del Salvador (Mc 1,1-6)
Preparación de los Misioneros:
o Si la Comunidad que recibe la Misión debe entrar en un clima de oración al
Padre, solicitando sus gracias de conversión y santidad, con mayor razón tiene que hacerlo los misioneros que llegarán haciendo el papel de Jesús:
“traer la Buena Nueva a los pobres, anunciar a los cautivos la libertad y a los ciegos que pronto van a ver, despedir libres a los oprimidos y proclamar el año de la gracia del Señor (Lc 4,18-19)
Existen dos tipos de preparación:
Preparación Remota: Es indispensable la preparación remota de los misioneros a través de una vida comprometida con una comunidad cristiana concreta. Ellos deben tener experiencia del Dios que anuncian; de la vida de fraternidad y de lo que significa el trabajo por la construcción de un mundo mejor. Su acción debe ser planificada y evaluada por la comunidad que los elige y los envía en misión.
Preparación Próxima: Sea que los misioneros hayan sido elegidos entre los miembros de su propia comunidad o traídos de otra comunidad local o ambiental, la preparación próxima requiere:
- Oración, cariño y preocupación por los que el Señor les va a confiar
- Integración total del equipo misionero
- Estudio, con el grupo y con el Señor, del temario elegido para la misión
- Reflexión sobre la realidad socio-económica, religiosa y cultural del lugar que se va a misionar
- Preparación esmerada de las dinámicas y diversas celebraciones de la Palabra
- Programación cuidadosa de cada uno de los actos de la misión
- Estar preparados para enfrentar los imprevistos.
El espíritu de esta preparación tiene que ser siempre muy comunitario, lleno de alegría y optimismo. Los misioneros deben tener el pleno convencimiento que el “Señor estará con ellos” en toda circunstancia y siempre deben trabajar con la conciencia de que la cosecha queda en manos del Señor, quién sabrá de los frutos a su debido tiempo. San Pablo dice: “Yo planté, Apolo regó, pero Dios hizo crecer. Y no cuentan ni el que planta, ni el que riega, en comparación con Dios que hace crecer” (1Co 3,6-7)
Misión
Envío de los Misioneros
“Id también vosotros” la llamada no se dirige sólo a los Pastores, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas, sino que se extiende a todos: también los fieles laicos son llamados personalmente por el Señor, de quien reciben una misión a favor de la iglesia y del mundo.
“Id y haced discípulos de todos los pueblos enseñándoles a cumplir todo lo que yo os he mandado, dice el Señor.
Y yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo” (Mt 28,20)
Con la llegada de los misioneros y la solemne ceremonia del envío cada equipo va al lugar de trabajo procurando iniciar las actividades en un ambiente de entusiasmo, lleno del colorido propio de las fiestas populares.
Para la formación de una comunidad de alegría, de trabajo y de oración es muy fácil realizar una convivencia. Su finalidad es integrar a los misioneros que vienen de lejos, con las personas del lugar que se han destacado en la preparación de la misión
Instalados en el hogar, que les ha abierto las puertas, deben adaptarse a él con gran delicadeza y sencillez de espíritu. Los componentes de ese hogar serán su familia durante los días de la Misión. Una imprudencia en este momento, no sólo causaría molestias a los organizadores, sino que pueden matar la Misión al inicio. “Querer y darse a querer” es la consigna en tales circunstancias.
Reunión del equipo misionero:
Según las condiciones del programa la mañana pertenece al equipo. Es el tiempo de la hermosa amistad; de la convivencia; de la evaluación de lo que se hizo el día anterior; de la programación del trabajo de la tarde y de la oración fervorosa.
Si los integrantes del equipo no se conocían antes, es el momento de presentarse y de indicar, con sencillez, las cualidades cada uno puede poner a disposición del grupo de trabajo. Todos deben tener presente que el Señor nos ha dado diferentes carismas; facilidad para visitar las casas; fidelidad para transmitir mensajes; entonación para el canto; disposición para tocar algún instrumento; simpatía para animar las reuniones. Ser sinceros y auténticamente agradecidos con el Señor es fundamental en el momento de la presentación para poder programar los pasos siguientes.
Ojalá que alguien recuerde, en la reunión, que es necesario entregarse de lleno al trabajo pero que la jornada tiene varios días de duración. Hay que saber dosificar las energías porque, de lo contrario, los misioneros estarán agotados, justamente en los últimos días, que generalmente son los más pesados.
Visita a las Casas
Las visitas domiciliarias son un momento clave del inicio de la Misión. Las de la mañana suelen tener el inconveniente de que las dueñas de casa están ocupadas de la limpieza y del almuerzo.
Por la tarde hay que tomar en cuenta las teleseries que atraen a muchas personas. Pese a esto, no debe quedar puerta que no se golpee. Todos deben tener su oportunidad. Repartido convenientemente el sector, cada familia tiene derecho a escuchar las Palabras del Señor: “La paz. Sea en esta casa”
Si las puertas se abren y reciben la invitación para entrar, preséntense los misioneros con sencillez y alegría: Nos envía la Comunidad…
El Párroco desea saludar, por nuestro intermedio, a los miembros de esta familia e invitarlos a la Santa Misión.
Luego interésense con cariño por los componentes de la familia; pregunten sus nombres, invítenlos a participar en la Misión y explíquenles con claridad, los diversos actos que se desarrollarán y los horarios de los mismos
La Misión de los Niños:
Quienes hayan quedado encargados de la Misión de los niños, asuman su responsabilidad con gran interés. Deben estar en sus puestos a la hora señalada aunque no haya llegado ningún niño
Al atender a la infancia, realicen su trabajo a conciencia, teniendo en cuenta que fuera de catequizar a los niños y adolescentes enseñándoles a conocer y amar al amigo Jesús, está formando a cada uno de ellos a un pequeño misionero. Este volverá a casa entusiasmado con la Misión y motivará a sus padres para que asistan a las reuniones de la noche.
Los cantos, los juegos, los slogans, los gritos harán entrar a los pequeños “en ambiente”. Será tiempo propicio para entregarles los contenidos preparados por ellos.
Ténganse en cuenta los diferentes horarios escolares. Si es necesario poner un horario de Misión también por la mañana, hay que hacerlo. La consigna es atenderlos a todos.
La Misión de Adultos:
Fijada estratégicamente la hora de la Misión de adultos, el misionero esté puntualmente en el lugar señalado recibiendo, saludando e instalando a la gente lo más cómodamente que se pueda. Procure que en el arreglo de la sede o capilla y en la recepción de los asistentes, participen personas del lugar. Luego de la conveniente ambientación, entregue el mensaje señalado para el día. Hágalo de la manera programada por el equipo.
No olvide que el Mensaje es la Palabra de Dios y tiene que proclamarla de manera digna. Para eso lo ha preparado y reflexionado, con anticipación. Pida al Señor que ponga en sus labios lo que ha de decir y luego entregue la Buena Noticia con clama y seguridad.
Momento vital de las jornadas misioneras es el “Encuentro” en vivo y en directo con el Señor sea por una celebración de la palabra o de la Eucaristía.
Preparada la Misión en equipo y con gran esmero, deben quedar claramente indicados no solamente los cantos, lecturas bíblicas, oraciones y ceremonias sino que también su orden correspondiente y las personas encargadas de su realización. Debe evitarse toda vacilación, todo tropiezo.
Es muy importante solicitar la participación de los hermanos del sector misionado. Es menester que ellos se vayan habituando a componer el guión de una celebración y a proclamar en público la palabra de Dios
Hay que asegurar la dignidad, la profundidad, la continuidad y la variedad en este momento misionero en que el Señor se hace presente de manera especialísima. Los momentos de silencio son muy aconsejables en este tiempo dedicado a la comunicación más directa con el Padre Dios.
Reuniones Especializadas:
Puede ser que después de la Misión de los adultos haya que realizar reuniones especializadas con jóvenes, matrimonios, profesionales, etc.
La Pre-Misión ha debido preparar las ambientaciones, los temarios, las dinámicas.
El equipo designe al encargado de prestar este servicio y apóyelo con generosidad. Prepárese el misionero con esmero estudiando bien su tema, rezando y solicitando la ayuda de sus compañeros.
De todos modos, tenga en cuenta que, la mejor manera de comunicarse con los demás, es amándolos y esforzándose por entregar lo mejor de sí y de sus experiencias. En esta ocasión, un diálogo iniciado con quienes le escuchan es sumamente enriquecedor para todos. Además ayudará a los asistentes a perder el temor de hablar y darse cuenta de que son capaces de aportar algo de provecho. Cuando partan los misioneros, podrán solos continuar con estas reuniones comunitarias.
En todo caso, entregue su mensaje con mucha confianza y seguridad. En ese momento él tiene una gracia especial de Dios para que su palabra sea bien recibida y acogida por sus hermanos.
Post- Misión
Como todo regalo de Dios, la Misión puede ser fácilmente echada al trajín, o no aprovechada suficientemente. Puede llegar a convertirse en tizón que humea, pero no resplandece ni ilumina, ni menos enciende y calienta.
En realidad el trabajo verdadero comienza cuando los misioneros parten. Es el momento propicio para revisar, con atención, las evaluaciones, apuntes, notas y comunicaciones dejadas por los misioneros.
Los pastores de todos los días, animadores, párrocos y religiosos, reúnanse con sus equipos pastorales para hacer esa revisión, Conéctense, cuanto antes, con las personas que han despertado al Señor durante esos días de gracias. Soliciten con interés su cooperación y entréguenles, de inmediato, cualquier responsabilidad que los comprometa con un servicio a la Comunidad, por pequeño que sea.
Revisión del plan Pastoral:
Con el retorno de los misioneros a sus actividades habituales, llega el instante de revisar el plan pastoral ordinario y analizar y programar los elementos nuevos que la Misión ha dejado para vitalizarlo.
Si este plan no existe o no hace vibrar el corazón del Pastor es muy probable que la Misión sólo haya sido un maravilloso tiempo de fuegos artificiales.
Con el alejamiento de los “Pastores de ocasión” la comunidad misionera debe probar sus propias fuerzas. Es necesario continuar con reuniones periódicas como las efectuadas durante la Misión. Léase y coméntese en ellas, la Palabra de Dios y revísese la vida comunitaria realizando estos encuentros con cánticos y oraciones.
No es Comunidad cristiana la que se encierra en sí misma sin tener ninguna proyección social. Por eso es muy importante reflexionar en el aporte que los hermanos están dando, a la promoción humana y a la transformación del sector misionado.
¿Cómo preparar una Misión?
Para que una actividad humana resulte bien, es necesario tener muy claro su objetivo. Con mayor razón lo debe tener una misión.
El objetivo de la Misión tiene que estar en estrecha relación con las necesidades pastorales de la zona que se va a misionar. Estas pueden ser:
– Una evangelización más a fondo
– Detectar agentes pastorales
– Despertar el espíritu misionero
– Poner en marcha un plan pastoral
– Unificar criterios pastorales
– Robustecer espiritualmente los grupos comprometidos
– Inquietar a los cristianos alejados
Ordinariamente estos objetivos se engloban en un objetivo general que se divide en varios específicos.
En la preparación de una Misión se distinguen tres etapas bien diferentes:
La etapa de la motivación:
El personal consagrado: obispo, párroco, sacerdotes, religiosos(as), debe entusiasmar a los laicos más comprometidos y por su intermedio a todos los cristianos, despertando en ellos el interés por la importancia y el significado de la Misión y por, lo que se pretende en ella. Esta motivación se puede lograr por medio de encuentros, homilías, comités, oraciones, cartas, visitas domiciliarias, afiches, promoción radial, etc.
La etapa de la organización:
Se trata de buscar una estructura mínima y adecuada tanto en los recursos humanos como geográficos, para obtener un buen resultado de la Misión.
Entre los recursos humanos se necesita:
– Un Comité Central que es el responsable más importante y la instancia última de la Misión. A él le corresponde la organización general; el control de las actividades de los comités parroquiales; la propaganda a nivel general; la relación con las autoridades; el financiamiento de la misión; la programación de las jornadas; lema, himno, afiche, oración, etc.
– Equipos Parroquiales que toman a su cargo la marcha de la Misión en sus respectivas parroquias. Estos equipos se pueden subdividir, según el caso en equipos de zonas y sectores.
Entre los elementos geográficos se requiere:
– Confeccionar un mapa de la ciudad o parroquia que se misiona
– Determinar las diferentes sectores geográficos que se misionarán
– Elegir los locales concretos en que funcionará la Misión
– Detectar los posibles hospedajes de los misioneros.
La etapa de la formación:
Se trata de capacitar de la mejor manera posible a todos los agentes pastorales que van a intervenir en la Misión
Para esto necesitamos:
– Contar con personal formador especializado
– Organizar cursos a diferentes niveles y tratar de participar en los mismos
– Procurar que la formación no se quede en un nivel teórico sino que sea vivencial y comprometida.
– Mantener y acrecentar, por medio de la oración la unión con Dios nuestro Padre, con su Hijo Jesús nuestro hermano, con el Espíritu Santo y con María
¿Qué se hace en una Misión?
La Misión se inicia con la llegada de los misioneros ( sacerdotes, religiosos(as) y laicos), con la Celebración del Envío hecha por la autoridad eclesiástica y con la partida de los grupos al sector que les toca misionar.
Para que esto resulte sin contratiempos se necesita puntualidad y respeto al programa confeccionado
Hay que tener presente que en toda misión debe haber un programa meticulosamente preparado. En él se señalan las diversas actividades del día, los responsables de cada una de ellas y las horas en que deben realizarse.
Las actividades suelen ser:
a) Por la mañana reunión del Equipo Misionero.
- Se comienza con una oración comunitaria con o sin participación del pueblo
- Se estudia detenidamente el tema que se tratará en el día.
- Se confecciona el material que su usará: escarapelas, signos, carteles, etc.
b) Por la tarde:
Se realizan las visitas domiciliarias
c) Por la noche:
Se realizan las reuniones más importantes ya sean grupales o masivas
cada misionero tiene su papel bien definido
Cada reunión suele tener los siguientes momentos:
- Acogida bondadosa de los participantes;
- Oración comunitaria;
- Proclamación de la Palabra, contemplada en el tema correspondiente
- Comentario del Texto; con participación de los asistentes
- Cantos
- Signos alusivos al tema
- Compromisos concretos para el día siguiente
- Despedida
Ciertos días, especialmente elegidos, se realizan reuniones y celebraciones de carácter masivo, por ejemplo:
- Renovación de las promesas del bautismo
- Celebración del Trabajo
- Vía Crucis
- Rosario misionero
- Liturgia a la Virgen María
¿Que Temario podemos utilizar?
Sea cual sea la finalidad de una Misión nos parece que hay temas que siempre deben estar presentes en ella. Estos son:
o Dios Padre todos los Hombres (E.N. 26)
o El Reino de Dios (E.N. 27)
o La Iglesia (L.G. 9; E.N.13)
o La Virgen María (L.G. 66 ; P.282)
o El Hombre y su dignidad (E.N.30-31)
No olvidar que todo temario debe responder a la realidad del lugar y en forma coherente con el objetivo que se propone en la Misión.(E.N. 20)
No debe ser abstracto sino muy concreto, eminentemente liberador y centrado en una visión evangélica del hombre (E.N. 31 – 35)
Todo tema a desarrollarse debe enmarcarse dentro de una unidad, teniendo presente la continuidad y coherencia con el objetivo, no dejando nada al azar o a la capacidad de improvisación del misionero.
Distinto será el temario cuando:
o Se quiere poner en marcha un plan pastoral
o Se desee revitalizar un plan ya puesto en marcha
o Se pretenda reanimar una Comunidad Cristiana
o Se desee iniciar una Evangelización
o Se predica la Misión para solemnizar una fiesta patronal, etc.
¿Cómo evaluar una Misión?
Nuestros trabajos, realizados con admirable generosidad, muchas veces no producen los frutos que debieran, porque no nos detenemos a evaluarlos con calma y objetividad. De ahí la importancia de la evaluación en la Misión, tanto a nivel general, grupal e individual.
Evaluar una Misión es reflexionar seriamente si se consiguieron los objetivos que se propusieron para ella. Hay que comparar fríamente lo que se programó para cada una de las etapas o actos, según sea el caso, con lo que en realidad se hizo. No se debe perder de vista que, en toda realidad humana, hay aspectos positivos y negativos.
o Existen diversos tipos de Evaluación en un proceso misionero:
– Evaluación de las diversas actividades realizadas diariamente, por etapas.
– Evaluación de responsabilidades asignadas al grupo, individual o colectivamente
– Evaluación de aceptación de los asistentes, según sea el grado de participación en los trabajos solicitados
– Evaluación objetiva de la ambientación, de los signos, de las dinámicas utilizadas, etc.
– La oración del equipo
– El testimonio de vida
– El horario, la puntualidad
– Evaluación final o general de la Misión; podría contemplar los siguientes aspectos:
o Revisión de la Pre-Misión
o Revisión de la Misión misma: Objetivos generales y específicos
o Concordancia del temario con los objetivos
o Reuniones misionales
o Celebraciones masivas
o Evaluaciones diarias, etc.
o Revisión de la actuación de las personas:
– Obispo
– Párroco
– Sacerdotes
– Religiosos(as)
– Comité Central
– Comité Zonal
– Comité Parroquial
– Director General
o Frutos producidos por la Misión, etc.