San Calixto I, Papa y mártir. La humillación y el fracaso aceptados, el pequeño fracaso de cada día, la pequeña humillación de cada momento: esta es nuestra Pascua, porque son participación de la muerte de Jesús y, por esta razón, de su resurrección. “Cristo al mismo tiempo ha enseñado al hombre a hacer bien con el sufrimiento y a hacer bien a quien sufre” (Salvifici doloris, 30). “Te pedimos, Señor, que, contemplando la pasión de tu Hijo, aprendamos a vivir la dinámica pascual de transformar toda muerte en fuente de vida”.