No es importante solo dar, hay que hacerlo con coherencia. “Con respecto a las ayudas materiales es importante comprobar el espíritu con el que se da. Para ello, es necesario revisar el propio estilo de vida: las misiones no piden solamente ayuda, sino compartir el anuncio y la caridad para con los pobres. Todo lo que hemos recibido de Dios –tanto la vida como los bienes materiales– no es nuestro, sino que nos ha sido dado para usarlo” (RM 81).