San Simón y San Judas, apóstoles. Es una ocasión para recordar que somos una Iglesia que se siente toda ella corresponsable de la misión: “Todos vosotros, queridos fieles laicos, que trabajáis en los diferentes ambientes de la sociedad, estáis llamados a tomar parte, de manera cada vez más relevante, en la difusión del Evangelio. Así, se abre ante vosotros un areópago complejo y multiforme que hay que evangelizar: el mundo. Sed testigos con vuestra vida de que los cristianos «pertenecen a una sociedad nueva, hacia la cual están en camino y que es anticipada en su peregrinación» (Spe salvi, 4)” (Mensaje del DOMUND 2008).