El llamado “Octubre Misionero” surge de la necesidad de preparar convenientemente el DOMUND, para que esta Jornada pueda dar mayores frutos y para contribuir a que arraigue de modo estable en los cristianos la conciencia de su común responsabilidad en la evangelización del mundo. Siendo el DOMUND “la fiesta de la catolicidad y de la solidaridad universal” (Estatuto OMP,art. 7), es natural dar a esta Jornada un marco que ayude a comprender mejor la riqueza y trascendencia de lo que se celebra en ella.
La Congregación para la Evangelización de los Pueblos nos solicita, por eso, lo siguiente: “Para que el mes de octubre brinde a los cristianos la ocasión de dar una dimensión universal a su cooperación misionera, y para aumentar el espíritu misional en el pueblo cristiano, foméntense las oraciones y los sacrificios diarios, de suerte que la celebración anual de la Jornada Mundial de las Misiones venga a ser exponente espontáneo de ese espíritu” (Estatuto OMP,art. 8).
En 1926 Pío XI estableció que el penúltimo domingo de octubre se celebrara en toda la Iglesia el “Domingo Mundial de las Misiones”, en favor de la OBRA PONTIFICIA DE LA PROPAGACION DE LA FEpara mover a los católicos a amar y apoyar la causa misionera.
Desde 1943, esta “fiesta de la catolicidad y de la solidaridad universal” se conoce como DOMUND (deDOmingo MUNDial). Este nombre ha ayudado a identificar y difundir aún más esta jornada entre nosotros, y su mensaje —una llamada de atención sobre la común responsabilidad de todos los cristianos en la evangelización del mundo— ha calado en la profunda sensibilidad y tradición misionera de nuestro país.
La Jornada Mundial de las Misiones es el momento culminante de una corriente de animación y cooperación misionera que debe desplegarse todo el año, especialmente, a lo largo de todo el “Octubre Misionero”, el mes de las misiones por excelencia.
En el octubre misionero la oración y cooperación material responden al estado de necesidad que sufren tantas personas y poblaciones de la tierra. Los sacerdotes, religiosos y laicos que sirven sobre todo a los más pobres en distintas partes del mundo necesitan de medios para dar a conocer a Jesús no solo con la palabra, sino con el compromiso concreto en la promoción humana que acompaña cada misión.
Cada año llegan a la Pontificia Obra de la Propagación de la Fe (POPF), que tiene como una de las actividades especificas la animación y organización del octubre misionero y la Colecta Mundial de las Misiones, un promedio de 6.000 proyectos a los que responde con lo recaudado durante la Colecta Mundial de las Misiones.
Las colectas provenientes de todo el mundo se suman a un Fondo Universal de Solidaridad, para así cada año, dar vida a un programa de ayuda universal, cuya finalidad es la ayuda económica a las misiones en sus esfuerzos de evangelización, del anuncio del la Buena Nueva que es Jesús y de desarrollo, sociales y educativos.
A modo orientativo, y para canalizar las acciones propias de la cooperación misionera, ya es tradicional que cada una de estas cuatro semanas se centre en potenciar sendas dimensiones de la vida cristiana proyectada hacia la misión: la oración, el sacrificio, la cooperación económica (limosna) y la vocación misionera. Obras Misionales Pontificias ofrece todos los años distintos materiales y sugerencias para vivir estas semanas, teniendo en cuenta también el lema y enfoque de la Jornada del DOMUND correspondiente.