1. Job, el enfermo y doliente

¿Quién es Job?
Había una vez en el país de Us un hombre llamado Job: hombre cabal, recto, que respetaba a Dios y se apartaba del mal; …. era el más rico entre los hombres de Oriente (1, 1.4)
¿Qué fue lo que le ocurrió?
(Tras perder a todos sus hijos y la mayoría de sus bienes) el Satán hirió a Job con una llaga maligna desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza (2, 7).
¿Cómo reaccionó ante su enfermedad?
(Abrumado por todas esas desgracias) Job se levantó, rasgó su manto, se rapó la cabeza y, postrado en tierra, dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, desnudo volveré allí. Yahveh lo da y Yahveh lo quita. Sea bendito el nombre de Yahveh (1, 20s).
Su mujer le dijo: ¿Todavía perseveras en tu entereza? Maldice a Dios y muérete. Pero él le contestó: Hablas como una estúpida cualquiera. Si aceptamos de Dios los bienes, ¿no vamos a aceptar los males? (2, 9s).
¿Cómo se presentaron él sus amigos y visitadores?
Tres amigos suyos … al enterarse de la desgracia que había sufrido, salieron de su lugar y se reunieron para ir a compartir su pena y consolarlo. Cuando lo vieron a distancia, no lo reconocían y rompieron a llorar; se rasgaron el manto, echaron polvo sobre la cabeza … y se quedaron con él, sentados en el suelo, siete días con sus noches, sin decirle una palabra, viendo lo atroz de su sufrimiento (2, 11-13).
. ¿Cómo reaccionó Job ante la visita de sus amigos?
Entonces Job abrió la boca y maldijo su día diciendo: ¡Perezca el día en que nací, la noche que dijo: Un varón ha sido concebido ¿Por qué al salir del vientre no morí o perecí al salir de las entrañas? ¿Por qué me recibió un regazo y unos pechos me dieron de mamar? Ahora reposaría tranquilo y dormiría ya en paz … Ahora sería un aborto enterrado, una criatura que no llegó a ver la luz … ¿Por qué dio a luz a un desgraciado y vida al que la pasa en la amargura, al que ansía la muerte que no llega y escarba buscándola, más que un tesoro, al que se alegraría ante la tumba y gozaría al recibir sepultura. Por alimento tengo mis sollozos y mis gemidos desbordan como agua. Lo que más temía me sucede, vivo sin paz, sin calma, sin descanso, en puro sobresalto (3, 2 …)
. ¿Cómo se tomaron sus amigos la reacción de Job?
Respondió Elifaz de Temán: Si uno tuviera que hablarte, no sé si lo aguantarías, pero, ¿puede uno frenar las palabras? Tú que a tantos instruías y fortalecías los brazos inertes, que con tus palabras levantabas al que tropezaba y sostenías las rodillas que se doblaban, hoy que te toca a ti, ¿no aguantas?, ¿te turbas hoy que todo te cae encima? ¿No era la religión tu confianza y una vida honrada tu esperanza? ¿Recuerdas un inocente que haya perecido? ¿Dónde se ha visto un justo exterminado? ¿Puede el hombre llevar razón contra Dios, o un mortal ser puro frente a su Hacedor?(4, 2-7.17)
Yo que tú acudiría a Dios para poner mi causa en sus manos. Dios salva al pobre, da esperanza al desvalido. Dichoso el hombre a quien Dios corrige: no rechaces el escarmiento del Todopoderoso, porque él hiere y venda la herida, golpea y cura con su mano (5, 8.15-18).
Habló Bildad de Suj a su vez y dijo: ¿Hasta cuándo hablarás de esa manera y serán tus palabras un huracán? Dios no rechaza al hombre justo ni da la mano a los malvados: puede aún llenar tu boca de risas y tus labios de gritos de júbilo (8, 20s).
Sofar de Naamat tomó la palabra y dijo: (7) ¿Pretendes alcanzar las honduras de Dios? Si arreglas tu corazón, y tiendes tus palmas hacia El, entonces alzarás tu frente limpia, te sentirás firme y sin temor. Dejarás tu infortunio en el olvido, como agua pasada lo recordarás. Vivirás seguro porque habrá esperanza, aun después de confundido te acostarás tranquilo (11, 1.7.13.15.18).
. ¿Cómo respondía Job a sus amigos?
Respondió Job: ¡Si pudiera pesarse mi aflicción!; por eso desvarían mis palabras. Lo que aun tocar me repugnaba, es ahora mi comida de enfermo. Ojalá se cumpla lo que pido y Dios me conceda lo que espero: que Dios se digne triturarme y cortar de un tirón mi trama. Sería un consuelo para mí: aún torturado sin piedad, saltaría de gozo, por no haber renegado de las palabras del Santo. ¿Qué fuerzas me quedan para resistir? ¿qué destino espero para tener paciencia? Ya no encuentro apoyo en mí y la suerte me abandona. (6, 1s.8-11.13).
Me tocan en suerte noches de fatiga. Al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré? se hace larga la noche y me harto de dar vueltas hasta el alba; mi carne está cubierta de gusanos y de costras terrosas, mi piel se agrieta y supura. Mis días corren como la lanzadera y se consumen sin esperanza. Recuerda que mi vida es un soplo y que mis ojos no verán más la dicha. Por eso, no frenaré mi lengua (7, 3.5-7.11).
Estoy hastiado de la vida: me voy a entregar a las quejas desahogando la amargura de mi alma. Pediré a Dios: No me condenes, hazme saber qué tienes contra mí ¿Te parece bien oprimirme y desdeñar la obra de tus manos? ¿Tienes ojos de carne o ves como ven los hombres? para que indagues mi culpa y examines mi pecado, aunque sabes que no soy culpable y que nadie me librará de tus manos? Tus manos me formaron, ellas modelaron todo mi contorno, ¿y ahora me aniquilas? ¡Qué pocos son mis días! Que Dios acabe y se aparte de mí, y tendré un instante de alegría, antes de partir, para no volver, al país de tinieblas y sombras, a la tierra lóbrega y opaca, de confusión y negrura, done la misma claridad es sombra.(10, 1-4.7s.20-22).
Yo también sé pensar como vosotros … ¿a quién se le ocultan esas cosas? Vosotros no sois más que charlatanes, curanderos todos de quimeras. ¡Oh, si os callarais la boca! eso sería vuestra sabiduría. Oid mis descargos, os lo ruego, atended a la defensa de mis labios. ¿En defensa de Dios decís falsedades, y por su causa razones mentirosas? ¿Así lucháis en su favor y os hacéis abogados de Dios? ¿No convendría que El os sondease? Consoladores funestos es lo que sois vosotros (12, 3; 13, 4-9; 16, 2).
. ¿Qué respondió Dios a Job?
Yahveh respondió a Job desde el seno de la tempestad: ¿Dónde estabas tú cuando yo fundé la tierra? ¿Has mandado alguna vez a la mañana, has asignado a la aurora su lugar? ¿Has penetrado hasta las fuentes del mar? ¿has circulado por el fondo del Abismo? ¿Se te han mostrado las puertas de la Muerte? Cuenta, si es que sabes, todo eso (38, 2.4.12.16-18).
. Respuesta de Job a Dios
Sé que eres todopoderoso y ningún proyecto te es irrealizable. He hablado de grandezas que no entiendo, de maravillas que me superan y que ignoro. Yo te conocía sólo de oídas, mas ahora te han visto mis ojos. Por eso me retracto y me arrepiento en el polvo y la ceniza.

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