Anuncio del Primer Congreso Nacional Misionero

“No podemos callar lo que

hemos visto y oído” (Hch. 4,20)

Queridos hermanos y hermanas de la Provincia Eclesiástica de El Salvador:

Les saludamos en el nombre de El Señor: Que la gracia y la paz de Jesucristo estén con todos ustedes.

Después de haber seguido con vivo interés los trabajos de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, la cual fue inaugurada por Su Santidad Benedicto XVI, nos disponemos a poner en práctica las orientaciones que los pastores del “continente de la esperanza y del amor”, ofrecen a las comunidades cristianas de América Latina y el Caribe. En sintonía con la palabra del Papa, todos los bautizados somos invitados a participar de la misión de Jesucristo. “¡Que nadie se quede de brazos cruzados! Ser misionero es ser anunciador de Jesucristo con la creatividad y audacia en todos los lugares donde el Evangelio no ha sido suficientemente anunciado o acogido, en especial en los ambientes difíciles y olvidados y más allá de nuestras fronteras” (Mensaje de Aparecida, n. 4).

Por eso, con gran alegría y esperanza, para seguir madurando y avanzando en nuestro compromiso misionero, la Conferencia Episcopal de El Salvador anuncia oficialmente al pueblo cristiano el Primer Congreso Nacional Misionero programado para los días 16,17 y 18 de mayo de dos mil ocho. Dicho congreso tiene como objetivo suscitar y fomentar la conciencia y compromiso misionero en todos los hijos e hijas de la Iglesia que peregrinan en El Salvador.

El Primer Congreso Misionero marca un paso adelante en un largo camino. Como sabemos, en noviembre de dos mil tres se realizó el Segundo Congreso Americano Misionero, en la ciudad de Guatemala. La preparación de tan trascendental acontecimiento eclesial puso en marcha un dinamismo misionero particular en nuestro país, que hizo posible reunir a los directores diocesanos de las Obras Misionales Pontificias y a los vicarios de pastoral. Juntos reflexionaron sobre algo fundamental: Que la dimensión misionera no es una acción marginal sino que está inserta en la pastoral ordinaria de la Iglesia particular y de cada parroquia (Cfr RM, 33).

Como parte del proceso de preparación del CAM II-COMLA VII, se reunió a muchos de los congresistas para compartir los aportes que llevarían al congreso. Esta fue una experiencia de auténtica comunión y profundo sentido de la Iglesia. En este espíritu de unidad y comunión fuimos todos a Guatemala, para juntarnos con todos los hermanos del continente y avivar el fervor y espíritu misionero.

Tres años después, la Iglesia en El Salvador continúa su camino motivada por el espíritu suscitado en dicho congreso. La preparación de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano, con el tema “Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en El tengan vida”, ha suscitado la reflexión y el compromiso de todos los bautizados en el anuncio del Evangelio. Concluida la reunión de los Obispos, sus reflexiones nos retan e impulsan a retomar con nuevo espíritu la misión que Jesús nos ha confiado.

Nos estamos preparando para la celebración del tercer Congreso Americano Misionero (CAM 3, COMLA 8) a celebrarse en la ciudad de Quito, Ecuador en el mes de agosto de 2008. Todos estos acontecimientos eclesiales son para nosotros una verdadera motivación a retomar con nuevo ardor y entusiasmo el mandato Misionero de Jesús: “Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16,15).

Concluimos este fraterno anuncio, comunicando algunos puntos concretos sobre el Congreso Nacional Misionero:

1. Se ha escogido como tema “PARROQUIA, COMUNIDAD MISIONERA” pues la parroquia es el lugar privilegiado donde todos los creyentes viven y celebran la presencia del Señor Resucitado. También la parroquia es el espacio vital donde el creyente se encuentra con Jesús, aprende a conocerlo y se compromete en el anuncio de su persona y su mensaje.

2. Proponemos un año de preparación para dicho congreso que va desde mayo de dos mil siete a mayo de dos mil ocho. Este tiempo será una excelente oportunidad para que en las parroquias, vicarías y diócesis se tengan jornadas de reflexión, encuentros de oración y animación misionera.

Exhortamos a todos los sacerdotes, religiosos, religiosas y a todos los fieles laicos a participar activamente en el proceso de preparación y realización de dicho congreso. Deseamos que los niños, jóvenes, las familias, los ancianos, enfermos, los movimientos y las comunidades parroquiales sean los protagonistas de este gran acontecimiento misionero nacional.

Depositamos esta iniciativa misionera en manos de la Reina de la Paz patrona de El Salvador y le rogamos interceda ante su divino Hijo para que este congreso sea de mucho fruto, para toda la Iglesia Salvadoreña.

Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de los tiempos (Cfr. Mt 28, 19-20).

CONFERENCIA EPISCOPAL DE EL SALVADOR

San Salvador, 13 de junio de 2007

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