Homilía de Clausura

MONS. RODRIGO ORLANDO CABRERA CUÉLLAR

PRESIDENTE DE LA COMISION EPISCOPAL DE MISIONES

Queridos hermanos Obispos, queridos hermanos sacerdotes, queridas religiosas, queridos seminaristas, amadísimos todos hermanos y hermanas en nuestro Señor Jesucristo.

El Señor ha querido, que la clausura de este primer congreso misionero, concluyera con la fiesta de la Santísima Trinidad, y en Dios las cosas no suceden porque si, todo está previsto en su providencia divina.

Un gorrioncillo, dice Jesús, no cae del árbol sin el consentimiento del padre, misterio insondable que no conociéramos si el Señor Jesucristo nos los hubiera revelado. Uno Solo Dios y tres personas distintas, jamás se le paso por la mente a hombre alguno, pensar que Dios era una familia, una sola naturaleza, y tres personas distintas, un solo poder, una sola majestad, una sola voluntad, una sola inteligencia, bondad perfectísima que solamente puede darse en Dios, pero hay que tener en cuenta queridos hermanos y hermanas, una cuestión muy importante, la trinidad de personas, no es algo accidental, es una exigencia de la misma naturaleza divina; Dios no puede ser de distinta manera, una familia trinidad de personas, ese amor que existe en el ceno de la santísima trinidad y que se desparrama por todas partes, como se ha desparramado en este primer congreso misionero.

Recuerdo, un padre predicador de ejercicios, escucharle la siguiente afirmación: “la primera bomba atómica no fue la de Nagasaki, y la otra tan famosa, la primera bomba atómica decía El, es la creación, es el amor de Dios que no cabe en sí mismo, y que se desparrama en abundancia por todas partes, como en la redención en la segunda explosión del amor de Dios, porque él no se contenta solamente con hacernos favores, sino que se entrega a sí mismo y nos comunica su misma vida, que belleza queridos hermanos es el ser cristianos y tenemos que descubrir en nosotros , esa riqueza, para vivirla y ser felices, tanto amo Dios al mundo, dice Jesús en el evangelio de hoy que entrego a su mismo hijo para todo EL QUE CREA EN EL TENGA VIDA ETERNA.

Aparece Jesús como el único camino de Salvación, y el mundo actual que se apoya en tanto ídolos que van naciendo, está perdido si no se apoya en la figura de nuestro Señor Jesucristo. El Papa Benedicto XVI, ha estado refiriendo de que en este momento hay que crear la necesidad de Dios, hay que hacerle ver al mundo dice el Papa, de que Dios es necesario para crear una sociedad donde reine la justicia, la paz y la hermandad, no hay otro camino, hay dentro del hombre dice el Papa un desequilibrio, una división, que la técnica ni la ciencia pueden destruir, solamente Dios.

Mientras en estos países sub desarrollados, la gente muere de necesidad, en los países ricos la gente muere de soledad, porque falta lo fundamental, que es la fraternidad que solo la puede hacer la Santísima trinidad, habiendo la fraternidad, entonces si está asegurado todo lo demás; decía el gran pontífice Pablo VI; de que sirve el avance da la tecnología y la ciencia, si el hombre de nuestro tiempo, decía El, no ha descubierto lo fundamental, que es parte esencial de la gran familia humana, es ahí donde tenemos que enfocar nuestra pastoral, nuestra misión como cristianos, de ahí la importancia de crear pequeñas comunidades, donde haya relaciones de amistad, donde la mujer y le hombre de desmasifiquen y se sientan personas.

Las lecturas pues de este domingo; como cantan el amor de Dios trino y uno, que es amor que une a las tres personas, y que por eso fluyen en ellos mismos la profundidad unidad; nos dice pues la primera lectura en el antiguo testamento, aparece el amor de Dios, el Dios del antiguo testamento no es tan severo como a veces se nos ha predicado, lo que pasa que la revelación es progresiva, Dios se va comunicando al hombre poco a poco, y es con Jesús que llega la revelación plena del Dios que es amor, pues bien Moisés en el monte Sinaí siente que pasa Yavéh, tal aquello que pronuncia estas palabras; Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad, el Dios del antiguo testamento es el mismo Dios que nos revela Jesucristo, es el mismo Dios que en este momento nos habla, pero es con Jesús que nosotros tomamos un conocimiento, que hasta donde llega el Amor de Dios, dice un teólogo queridos hermanos de estos modernos, yo estoy de acuerdo con él , en este punto; QUE EL GRAN Milagros DE LOS MILAGROS Y QUE NO SE PUEDE DEBATIR NI ATACAR, ES VER UN TODO DIOS CRUCIFICADO, por amor a los hombres, y es el amor al que estamos llamados a dar testimonio a los otros.

Vivimos en una sociedad en que todo está hecho, y por eso nos estamos volviendo perezosos, que difícil es predicar ahora de la cruz de Cristo, y sin embargo es parte integrante y esencial del misterio pascual, no hay resurrección sin cruz, y eso lo está repitiendo el Papa actual, la necesidad de predicar sobre la cruz, Dios ha prometido, dice Benedicto XVI un paraíso, todo hombre y toda mujer sufre, y todos tenemos que aprender a caminar por la cruz, para poder resucitar, que bonito ese símbolo que usa nuestro pueblo, que a veces los sacerdote y los obispos no nos fijamos, que catequesis nos dan , el tres de mayo día de la cruz ; imagino que conocen el palo de jiote, es bien agradecido dice la gente, ahí en la casa episcopal de Santiago de María tengo una cruz de jiote, que no la he querido quitar, y un español que me visito que año pasado le tomo una fotografía por que tiene brotes, cosas que no se ven en Europa, pues bien , queridos hermanos y hermanas el jiote es un palo pesado, un palo agradecido que fácilmente retoña es la cruz que da la vida, y esa fruta que le pone el pueblo es la cruz de Cristo que une a toda la humanidad, en Cristo nos encontramos todos, y es San pablo que en la segunda lectura nos dice: “Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios ( es decir el amor del Padre) y la comunión que nace del Amor del Espíritu Santo este siempre con vosotros” es decir que el proyecto de Dios, es posible cumplirlo si nosotros lo creemos.

El Evangelio tan bellísimo queridos hermanos “tanto amo Dios el padre que entrega a su único hijo” y creyendo en el nos comunica la vida eterna. La Iglesia dice el concilio es germen y principio del reino de Dios y está llamada a vivir el amor y la unidad de la santísima trinidad y Jesús en un texto evangélico nos dice textualmente “Que todos sean uno, como tú y yo somos uno, para que el mundo crea que tú me has enviado” el mundo de hoy más que palabras exige testimonio, una palabra que no se predica desde la vida, nos dice Juan Pablo II, cae en el vacío, el mundo de hoy exige que esa palabra que anunciamos realmente se cumpla, sino nadie la cree, por eso pues tiene razón los obispos, el santo padre, aparecida, Juan Pablo II insistía mucho en eso como todos estamos llamados hacer santos, Dios es santo por su misma naturaleza, la santidad en Dios no es un atributo divino, Él es santo porque es Dios, y porque es Dios y porque es Santo sus acciones son santas, si nosotros participamos de la vida de Dios por el Bautismo, nuestras acciones tiene que ser santas, como las de Dios, solamente desde ahí queridos hermanos podemos predicar el evangelio y será escuchado y creído por aquellas personas a las que se los anunciamos.

La Santísima trinidad es el origen de la misión de la Iglesia, es la forma es el modelo, de la iglesia que él quiere, y es también el fin de la evangelización y de la misión, estamos llamados a cultivar, a construir, en este mundo el amor y la unidad de la santísima Trinidad; es lo que falta queridos hermanos, sino hay amor lo ha dicho Juan Pablo II y lo ha repetido Benedicto XVI, NO ESTA ASEGURADA NI SIQUIERA LA JUSTICIA, Y SOMOS INCAPACES DE CEDER NUESTRO DERECHO A OTRO QUE LO NECESITA MAS SINO AMAMOS.

La justicia exige perdón y solo podrán perdonar aquellos que aman, el amor cristiano nos lleva a mar a todos incluyendo a nuestro enemigos, que bello san pablo cuando nos dice ¿En qué consiste? ¿Por qué no ama Dios? ¿Por qué nos ama Jesús? En que nosotros siendo pecadores, enemigos de Dios, sin embargo el nos amo tanto, que derramos su sangre por nosotros en la cruz, ese es el amor que debemos vivir y que debemos predicar, el concilio cuando habla de la justicia, era el lema episcopal de Pio XII, una expresión del profeta Isaías, la paz fruto de la justicia, es el amor lo que mueve la construcción de la justicia y la paz, la Santísima Trinidad es el origen de todo. El origen de la Iglesia y también el origen de la Misión que a ella le ha encomendado. Así lo dice explícitamente el Decreto de las Misiones del Concilio Vaticano II.

Uno de los grandes escándalos de los cristianos es la división, no olvidemos que la división nos debilita, nos hace ineficaces, nos hace más débiles y no podemos construir esa iglesia que quiere Jesús. Esa Iglesia que sea reflejo del amor de la Santísima Trinidad. Tenemos que vivirlo para que la gente lo crea, tenemos que amar a la Iglesia, queridos hermanos.

Hay una tendencia, incluso entre personas que se dicen católicas, a desprestigiar a la iglesia, a burlarse de la Iglesia, la Iglesia es nuestra madre y a ella tenemos que amarla, es ella quien nos ha engendrado en nuestra fe.

Para la guerra, sin hablar de personas concretas, hay quienes sufrieron mucho, yo sufrí la guerra, no como esos seminaristas jovencitos, me tocó vivir la guerra. En los pueblos y cantones abandonados sólo había presencia de la Iglesia católica apostólica romana, acompañando a aquel pueblo que sufría. La iglesia salvadoreña no necesita reconocimiento porque ha estado siempre con el pueblo salvadoreño.

Quienes son los que cuidan a las personas que se consideran basura para la sociedad: los abandonados, los ancianos, los minusválidos; ahí tienen enfrente a la madre Teresa de Calcuta, que en su vida y en sus obras es una denuncia silenciosa pero denuncia del irrespeto y atropello a las personas.

Pues bien, amar a la Iglesia, como la amó la Beata Madre Teresa de Calcuta, y como la amó Monseñor Oscar Arnulfo Romero, yo fui amigo de él desde 1965, antes que lo nombraran Obispo auxiliar de San Salvador y cuando le dije su lema episcopal: “Sentir con la Iglesia”, estaba pensando una Iglesia entendida como comunidad jerárquica, por esa iglesia él dio su vida. Esa iglesia la amó tanto, que como Jesús, dio la vida por ella.

Quiero terminar, pues haciendo un llamado a los sacerdotes, a las religiosas, a los seminaristas, a los fieles laicos, una invitación a que salgamos de nuestro apoltronamiento. Yo tengo varios candidatos para ir a Estados Unidos, pero para ir a la Diócesis de Trujillo, que el Obispo me ha pedido colaboración, todavía no me ha salido ningún candidato. Queridísimos hermanos sacerdotes, mientras no salgamos de ese apoltronamiento, de la pereza, de la comunidad, no vamos a tener nunca MISIONEROS AD GENTES.

He estado leyendo el libro que hace muchos años fue publicado por los padres paulinos, los grandes misioneros en nuestro país, ellos y los padres redentoristas, ya lo había leído pero estaba muy joven y hasta ahora lo estoy entendiendo. Llegan, dicen los padres, a un cantón (ellos eran extranjeros) de un pueblo, y el párroco los lleva a la habitación donde iban a dormir: encontraron un petate, un pulguero, los telepates, las gallinas y los cuches que se cruzaban la casa… los padres paulinos SI ERAN VERDADERAMENTE MISIONEROS. Esos son los misioneros que necesita la iglesia en estos momentos, misioneros dispuestos a dar la vida, dispuestos a todas las dificultades, a las incomodidades, para anunciar el Evangelio de Jesús. El Papa Juan Pablo II usó una frase que me impactó mucho: “para ser misionero se necesita fortaleza”, suena bonito, romántico, saben cuál es la palabra que usa el Papa: “para evangelizar y anunciar el Evangelio se NECESITA CORAJE”.

Y esos son los sacerdotes que yo quiero para mi diócesis, y los laicos que quiero para mi diócesis, y los seminaristas que se están preparando en Santiago de María, tienen que prepararse con ese Espíritu de coraje para anunciar el Evangelio en todos los confines de la tierra.

Amadísimos hermanos, que el Divino Salvador del Mundo, es el titular no el patrono, la patrona es la REINA DE LA PAZ que está aquí. Y saben ustedes quien la hizo patrona de El Salvador: el Padre Oscar Arnulfo Romero. El hizo todas las gestiones y como el Obispo de Santiago de María de aquellos tiempos era enojado, lo temían los sacerdotes, y lo dejó de último el Padre Romero, yo estaba ahí cuando él llegó para que le firmara la petición a Pablo VI, y Monseñor Doctor Castro y Ramírez, un gran orador, le dijo: Padre Romero, por la Reina de la Paz, lo que usted quiera. Así pues, que la Reina de la Paz, Estrella de la Evangelización, nos ayude en esta empresa misionera. Pero ya salgan de sus parroquitas, todos apoltronados, como si fuera hacienda. Ahí nadie puede entrar, ni el Obispo, solamente ellos. Pues bien, salgan de esos cuchitriles, a anunciar el Evangelio como los grandes misioneros que ha tenido la Iglesia y donde han sobresalido los institutos religiosos, que la Reina de la Paz, tan querida. Les voy a contar un secreto: ya el Señor Arzobispo ya la invoca. Pues bien que la Reina de la Paz nos ayude para lanzarnos a la Misión, no digo a la parroquia, AD GENTES, a todos los confines de la tierra. Así sea.

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