El Consejo Nacional de Misiones y su Rol en la Animacion Misionera

El Congreso Americano Misionero CAM2-COMLA7, generó un dinamismo y un despertar de la conciencia misionera en la Iglesia que peregrina en Centro América y de manera particular en la Iglesia salvadoreña. Uno de los frutos más significativos que nos dejó el Congreso fue el Plan Misionero Ad gentes de Centro América. El cual, consta de cuatro programas, entre ellos el Consejo Nacional de Misiones, CONAMI.

En El Salvador, se ha dado vida a esta iniciativa con la creación del CONAMI, presidido por Monseñor Rodrigo Orlando Cabrera, en su calidad de Presidente Episcopal de Misiones y por el Secretario Ejecutivo, P. René Maldonado. También, son miembros de este Consejo, el Director Nacional de OMP y los Secretarios Nacionales de Unión de Enfermos Misioneros, Infancia y Adolescencia Misionera y Juventud Misionera. Además, está integrado por algunos delegados de las diócesis y representantes de las congregaciones religiosas que tienen presencia en países de misión.

Entre los miembros existe mucho entusiasmo y deseos de dar vida a esta iniciativa. Se quiere ayudar a que la Iglesia salvadoreña adquiera una mayor conciencia misionera y sabemos que somos que somos servidores y que nuestro cometido es incrementar la Misión Ad gentes dentro y fuera de nuestras fronteras. También nos corresponde colaborar en la formación, animación, y cooperación misionera en sus distintas formas. Además el CONAMI quiere ser instrumento que facilite la comunión y coordinación entre las distintas instancias responsables de la misión para garantizar, de esta manera, la unidad en la actividad misionera.

Estamos alegres porque en el país, es la primera vez que se hace un esfuerzo de esta naturaleza. Por ello nos sentimos comprometidos para hacer posible que esta iniciativa genere nuevas posibilidades para la misión. Con mucha esperanza emprendemos la marcha, pedimos al Espíritu Santo, nos vaya mostrando el camino que debemos recorrer.

Damos gracias a Dios que nos ha llamado a este servicio y pedimos su gracia para poder colaborar en sus designios de salvación para toda la humanidad.

*Tomado de la Revista “Salvador del Mundo” número 1, año 1. Abril-Junio 2006

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