El Día Mundial de las Misiones es una oportunidad importante para llamar la atención sobre las necesidades materiales de las llamadas iglesias de misión.
El octubre misionero ofrece actualmente un proceso de animación articulando subsidos, mensajes, testimonios dirigidos a los adultos, a las familias y a las comunidades eclesiales. El mismo Papa, cada año, envía un mensaje a la celebración de este importante evento. Las colectas recibidas luego son debidamente repartidas entre las iglesias jóvenes de misión, de acuerdo a las necesidades de cada una (Fondo Universal de Solidaridad). El Fondo Universal de Solidaridad de las Obras Misionales Pontificias es la suma total de todas las colectas enviadas durante el año por los fieles de los diferentes países del mundo a través de OMP, para las Iglesias:
- De nueva creación,
- Para facilitar su primer desarrollo sin plena autonomía financiera
- En situaciones de emergencia (guerras, hambrunas o desastres naturales)
Muchas personas se preguntan como: ¿Qué destino tiene la colecta?, ¿A dónde va el dinero?, ¿Qué es el fondo universal de solidaridad? ¿Quién decide a quién se ayuda?. El Estatuto de las Obras Misionales Pontificias, justifica y articula el Fondo Universal de Solidaridad para “sostener los programas de asistencia universal, evitando particularismos y discriminaciones”. El funcionamiento de este Fondo depende del Consejo Superior de esta institución pontificia, cuyo Principal órgano de gobierno es la Asamblea General Ordinaria.
Cada año en Roma se reúnen las 116 direcciones nacionales y es allí donde se decide el destino de las ayudas que se realizan con justicia y solidaridad cristiana. Previamente, al cierre del ejercicio económico del año civil cada país, se informa a las secretarías generales de cada una de las Obras el dinero disponible para atender las actividades misioneras.
Sus determinaciones en la distribución de los cientos de miles de donativos, procedentes de toda la Iglesia para atender los 1.103 territorios de misión (37% de la Iglesia católica), se ajustan a este criterio: “La común solicitud por las necesidades misioneras de toda la Iglesia y de cada Iglesia particular ha hecho de las Obras Misionales Pontificias expresión de comunión y de solidaridad universal.
En su tarea de sensibilización, no es menor su cometido de explicar a los fieles y pastores la prioridad del carácter universal de la cooperación misionera, colaborando con los obispos a que las iniciativas particulares no dañen el compromiso común en apoyar la evangelización de los pueblos” (n.20).