Jornada Mundial De Oracion Por Las Vocaciones
Los fines de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones son los que han sido establecidos y comentados en los Mensajes Pontificios dirigidos cada año a toda la Iglesia: dicha Jornada constituye un testimonio público de la comunidad en oración para obedecer el mandato del Señor: “Rogad al Dueño de la mies que envíe operarios a su mies” (Mt 9, 38; Lc 10, 2). Es el momento fuerte de una oración incesante;reafirma, además, la primacía de la fe y de la gracia en lo relativo a las vocaciones consagradas.
Aun expresando su estima por todas las vocaciones, la Iglesia, con ocasión de esta Jornada Mundial, centra su atención particularmente en las vocaciones consagradas: a los ministerios ordenados (presbiterado y diaconado); a la vida consagrada en todas sus formas (masculina y femenina, contemplativa y apostólica); a las sociedades de vida apostólica y a los institutos seculares en la variedad de sus funciones y de sus asociados; a la vida misionera, en el sentido concreto demisión “ad gentes”.
El pueblo cristiano necesitamos tomar conciencia del valor que tienen en el seno de la Iglesia las vocaciones, para orar por ellas sin desfallecer, como una tarea necesaria. Sabemos que la oración mueve montañas y eso lo comprobamos cada vez que nos ponemos a ello.
Esta es la razón por la que la Iglesia celebra esta Jornada con ilusión y especial cariño, coincidiendo con la presentación de la figura del Buen Pastor en el IV Domingo de Pascua. Cristo es el que llama pero quiere que le pidamos insistentemente obreros para su mies. Cristo da su vida por las ovejas y lo hace a través de hombres y mujeres llamados por Él para llevar su mismo género de vida.