Hagamos un poco de historia
Cuando el Cardenal-arzobispo de Milán, Aquiles Ratti, es elegido Papa en 1922, con el nombre de Pío XI, ya se lo conocía como un gran promotor de las misiones. En su diócesis había instituido un activo secretariado diocesano de Misiones haciendo conocer en toda su diócesis la Obra de la Propagación de la Fe. También había establecido una jornada anual, que debía celebrarse en todas las Parroquias e instituciones religiosas de la diócesis. A las pocas semanas de su eleccióncomo Papa (3 de mayo de 1922), promulga como Pontificia a la Obra de la Propagación de la Fe, junto con la Obra de la Santa Infancia y la Obra de San Pedro Apóstol, declarándolas instrumento principal y oficial de la cooperación misionera de toda la Iglesia católica.
En febrero de 1926, publica la célebre encíclica Rerum Ecclesiae, en la que reafirma la importancia y urgencia de los objetivos misioneros programados al principio de su Pontificado y manifiesta su resolución inquebrantable de acortar las etapas para su realización. “La Iglesia -afirma en esta encíclica- no tiene otra razón de ser sino la de hacer partícipes a todos los hombres de la redención salvadora, dilatando por todo el mundo el reino de Cristo”. Y es, precisamente en este año, cuando va a tener lugar otro hecho significativo: La institución de la jornada misionera de octubre. Las OMP desde su promulgación como Pontificias en 1922, se habían ido desarrollando, bajo el impulso de sus consejos generales y de sus direcciones nacionales y diocesanas, en muchos países.
Así, en este clima tan favorable, surge en el Consejo General de la Pontificia Obra de la Propagación de la Fe (algunos creen que por determinación del mismo Pontífice) la iniciativa de celebrar una Jornada Mundial de las Misiones, que ayudara a recordar a todo el Pueblo de Dios, su corresponsabilidad en la misión universal de la Iglesia.
Se proponían 5 objetivos:
- Promover la oración por las misiones.
- Dar a conocer la situación de la misión en todo el mundo.
- Favorecer la animación misionera de los sacerdotes y el entero Pueblo de Dios.
- Dar a conocer la Obra de la Propagación de la Fe
- Promover la cooperación económica como ayuda concreta a las misiones.
El Domingo Mundial de las Misiones en la Iglesia
El Papa Pablo VI definía la Jornada Mundial de las Misiones como «un acontecimiento de gran relieve en la vida de la Iglesia”; una “genial intuición de Pío XI”; una “ocasión para hacer sentir su vocación misionera a la Iglesia, a nuestros hermanos en el episcopado, al clero, a los religiosos y religiosas y a todos los católicos”; una “poderosa e insustituible ayuda para las Misiones”; un “ acrecentamiento de la fe tanto en las Iglesias de antigua cristiandad, como en las jóvenes Iglesias”.
En el mensaje que en 1972 dirigió Pablo VI al Cardenal Renard, arzobispo de Lyon, con motivo del Congreso Internacional de las OMP, refiriéndose a la Colecta Mundial de las Misiones, decía: “ Estas jornadas seriamente preparadas permiten a los cristianos una mirada nueva sobre las Misiones… Examinar la evangelización local y evangelización lejana en una misma pastoral misionera, cuya única fuente es Cristo”.
El Papa Benedicto XVI también ha hecho de sus mensajes y discursos de cada año, para la Jornada Mundial de las Misiones, una profunda catequesis doctrinal sobre la corresponsabilidad misionera de toda la Iglesia, presentando a las Obras Misionales como un instrumento y el canal normal, no exclusivo, de la cooperación misionera que se le pide a cada comunidad.
La Colecta Mundial de las Misiones nace con algunos elementos que la caracterizan:
- La universalidad de la misión.
- La corresponsabilidad misionera de todo el Pueblo de Dios.
- La cooperación espiritual y material a las misiones.
- Su estrecha vinculación con la Pontificia Obra de la Propagación de la Fe
La cooperación con las misiones no es cosa de un día
Hace algunos años la cooperación espiritual y material con las misiones parecía que era solamente para el mes de octubre o para el Domingo Mundial de las Misiones. Ahora sabemos que cuando hablamos de cooperación con las misiones, nos referimos a la responsabilidad misionera de todo el Pueblo de Dios, Obispos, sacerdotes,religiosos y laicos, cada uno según su vocación (AD 28, LG 17, PO 2) y esto no puede ser cosa de una vez al año. Que hermoso sería que hoy, cuando el documento de Aparecida nos habla de construir una «parroquia misionera», no solamente celebremos de la mejor manera posible el Domingo Mundial de las Misiones una vez al año, sino que la animación, formación y cooperación misionera, sean parte «vital» en el plan anual de pastoral misionera de nuestras parroquias.
El rol de la Obra de la Propagación de la Fe
La Obra de la Propagación de la Fe está particularmente vinculada al Octubre Misionero y a la Colecta Mundial de las Misiones, porque ha sido la que tuvo la iniciativa de promover una concreta cooperación espiritual y material con las misiones de este modo. Juntamente con las otras tres Obras Misionales y la estrecha colaboración de los Obispos, cada año promueve la cooperación con las misiones involucrando a todas las diócesis, a través de la animación y organización del Octubre Misionero y la Colecta Mundial de las Misiones. Cuando hablamos de animación, nos referimos a lo que ya expresaba el Beato Juan Pablo II: «Interesar, educar e implicar en la causa misionera a todos los hijos de la Iglesia, haciéndoles caer en la cuenta de la perenne validez del mandato misionero, mediante una acción coordinada, que comprende ante todo la oración por las misiones, luego el conocimiento y la ilustración de los problemas relativos a ellos, así como también la recaudación de las ayudas necesaria».
Fuente: http://www.ompargentina.org.ar/