En primer lugar cada uno es quien debe asumir la responsabilidad de su propia formación misionera.
? La Iglesia a través de las Obras Misionales Pontificias y en concreto de la Juventud Misionera, tiene la responsabilidad a nivel nacional y local de ofrecer, como un servicio, elementos formativos
? De manera muy especial el párroco y los demás asesores deben acompañar y ayudar a los jóvenes en esa formación misionera
? Además, a través de actividades y medios que se viven y se proporcionan en el grupo de Juventud Misionera que pueden ser aprovechados
Se puede afirmar que la formación compete a todos, es hacia todos y con todos y que algunos en concreto complementan su formación por medio de la ELMIJ. Esta no reemplaza la formación general sino que la acrecienta.
En el caso de las ELMIJ, estas son organizadas por las OMP nacionales, diocesanas y parroquiales dentro de sus programas de animación y formación misionera de los jóvenes.
Es muy importante que los asesores promuevan y aprovechen todos los medios que para su formación se ofrecen desde las OMP. Ellos, al igual que los jóvenes deben trabajar para que su formación sea sólida y firme, y una vez formados colaboren en la formación de los otros jóvenes.