Consejos para los Visitadores de enfermos
“En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de estos más pequeños que son mis hermanos, lo hicieron conmigo”.
REFLEXIÓN:
Al ejemplo de Jesús, los visitadores de los enfermos, ancianos, discapacitados y de lo que sufren, debemos prepararnos con la oración y disponibilidad para saber llevar con gozo y esperanza la buena noticia de la salvación, el consuelo y la ayuda oportuna.
ANTES DE LA VISITA:
Para que nuestra visita sea apropiada y tenga buenos frutos debemos tener en cuenta lo siguiente:
- Hacer oración para confiar al Señor la visita a realizar y que el enfermo y su familia la acepten con fe.
- Preparar el tema y el material conveniente para realizar la visita.
- Tener una actitud positiva para proyectar esperanza al enfermo que visitamos.
MOMENTO DE LA VISITA:
- Saludar, Identificarse y solicitar permiso a la familia para realizar la visita.
- Saludar al enfermo, expresándole confianza, cariño, hermandad y amistad en el nombre de Dios Padre.
- Escuchar al enfermo con paciencia, aunque sepas lo que te dice, aunque te lo haya dicho otras veces; escúchalo.
- Ser paciente y discreto al hablar de enfermedad o al presentarle el mensaje; hay que hacerlo con caridad, comprensión y amor.
- Hacer notar al enfermo que su enfermedad no es un mal sino una oportunidad de amar juntamente a Dios y a su familia.
- Que las visitas no sean demasiado largas, el enfermo necesita descansar.
- No expresar problemas o situaciones que agraven más al enfermo.
- Ofrecer ayuda concreta al enfermo cuando está en casa o se encuentra solo: arreglarle la cama, barrer, lavar, alimentación, medicamentos, cambios de posición, cambio de ropa etc.
- Agradecer y motivar a la familia para que acepte y participe en nuevas visitas.
- Orientar y motivar a la familia a permanecer fieles a la fe católica
DESPUÉS DE LA VISITA:
- Agradecer A Dios por haber permitido compartir la fe con el enfermo.
- Hacer el informe de la visita y entregarlo al coordinador
- Entregar listado de enfermos al párroco para ser encomendados en la celebración de la Eucaristía por los enfermos.