“Las virtudes heroicas de Jaricot no consisten en una serie de acontecimientos milagrosos, sino en esa fructífera fidelidad a Cristo, tanto en los buenos momentos, como en los difíciles y atormentados, así como en la visión a largo plazo de un compromiso por la evangelización, para que todas las personas puedan llegar al conocimiento de Cristo y del amor misericordioso de Dios”
El 2012 también ha sido el 190 aniversario de la fundación de la Asociación para la Propagación de la Fe y el 90 aniversario de la erección de la Obra Pontificia.
Con la proclamación de este Jubileo, la Conferencia Episcopal Francesa ha querido redescubrir la figura de esta mujer, que en realidad es poco conocida, pero con que su fe, su creatividad y su santidad puso en marcha la Cooperación Misionera de los tiempos modernos.
Nació en Lyon, Francia, en 1799, en un período de mucha agitación política y cultural, fue una apasionada de las misiones extranjeras y al mismo tiempo una trabajadora incansable de la justicia en una sociedad donde los derechos de los obreros y especialmente de las mujeres eran violados constantemente.
En 1822 fundó la Asociación para la Propagación de la Fe, con la característica de universalidad. Se dio cuenta de que el problema de la cooperación misionera no era el de ayudar a una u otra misión, sino a todas, sin distinción. “Hagamos algo universal, católico”. “Todos los fieles para todos los infieles”.
Por ella inició este gran movimiento de cooperación misionera, que poco a poco debía involucrar a toda la Iglesia, a todos los católicos, a todas sus instituciones y sus ministerios. De su pasión misionera y su intuición nacieron las otras Obras Pontificias – Santa Infancia – S. Pedro Apóstol – Unión Misionera. Su lema: “Todos los fieles para todos los infieles” se convirtió en “toda la Iglesia para todo el mundo”, el lema del Beato P. Manna, fundador de la Pontificia Unión Misionera.
A la pasión por la difusión del Reino de Dios entre los no cristianos, se añadió su pasión por la justicia social. Para sacar de la miseria a los obreros y obreras del mundo industrializado de entonces, puso en marcha varias iniciativas de sensibilización social y fundó el Banco del Cielo.
Esta creatividad apostólica era el resultado de su intensa vida espiritual. Estaba firmemente convencida de que el trabajo misionero no tenía eficacia por el trabajo y los recursos humanos, sino sólo por Dios, porque era Su misión. En 1826 fundó el Rosario Viviente. Pero fue su vida la que se convirtió en el testimonio más palpable de su pasión por el anuncio del Evangelio a los gentiles.
Donación de sí misma, y de lo que tenía como propiedad familiar, una pobreza radical, una contemplación continua del rostro de Cristo, acompañaron su aventura apostólica. Al final, como a todo discípulo de Cristo, no le falto la cruz, tuvo que soportar una gran cantidad de insultos, por la bancarrota que tuvo que declarar en 1862 y vivir el resto de su vida en la pobreza absoluta
El re-descubrimiento de esta figura se eleva luminosa en el mundo de los cristianos laicos, y especialmente en el mundo misionero. Ella que amaba ser llamada la “pobre de Jesucristo” y luego “la pobre de María” quiso identificarse como “hija en el Hijo” para la salvación de todo el mundo.
Con su vida y su obra, fue motivo de reflexión eclesiológica misionera, que en el Concilio Vaticano II concluyó con la siguiente afirmación: La Iglesia es misionera por naturaleza, y la evangelización es un derecho y un deber de todo fiel laico. Por este motivo fue declarada Venerable por el Beato Juan XXIII el 25 de febrero de 1963.
Pauline Jaricot, fidelidad fecunda a Cristo y visión de futuro del compromiso por la evangelización
“Si San Francisco Javier fue el misionero entusiasta de la evangelización, la Jaricot fue aquella que vio en el apoyo a la evangelización 'un deber fundamental del Pueblo de Dios', a quienes llamó a la participación espiritual y material”: son las palabras del Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el Cardenal Fernando Filoni, durante la homilía de la Misa que presidió ayer por la tarde, 9 de enero, en la iglesia de Trinita dei Monti, en Roma, como clausura de las celebraciones por el 150 aniversario de la muerte de la Venerable Pauline Marie Jaricot (1799-1862) y el 50 aniversario del decreto sobre sus virtudes.
Pauline Marie Jaricot es la fundadora de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe y del movimiento del Rosario Viviente
“En este momento estamos unidos espiritualmente a Saint-Nizier – ha dicho el Cardenal – la iglesia desde 1935 custodia en Lyon el cuerpo de la venerable Pauline-Marie Jaricot. Por eso se establece un puente de oración entre esta iglesia histórica y conocida de Trinita dei Monti y Saint-Nizier”.
El Prefecto del Dicasterio Misionero ha vuelto a recorrer los pasos principales de la biografía de Jaricot, subrayando que “su vida y la obra que fundó es la imagen real de lo que el Apóstol Juan nos dijo: 'amar a los demás como Dios nos amó'. El amor de Dios que Jaricot transmitió a los demás a través de su vida y de la Obra que fundó, sigue difundiéndose hoy a través de la Obra de la Propagación de la Fe”.
La celebración de estos dos aniversarios importantes de Pauline Jaricot “coinciden con el Año de la Fe, en el que todos los cristianos estamos llamados a reflexionar sobre el don recibido en el Bautismo, a menudo olvidado, o incluso rechazado”, ha subrayado el Cardenal Filoni, recordando que “las virtudes heroicas de Jaricot no consisten en una serie de acontecimientos milagrosos, sino en esa fructífera fidelidad a Cristo, tanto en los buenos momentos, como en los difíciles y atormentados, así como en la visión a largo plazo de un compromiso por la evangelización, para que todas las personas puedan llegar al conocimiento de Cristo y del amor misericordioso de Dios”
Fuente:Agencia Fides 09 y 10 de enero del2013