IV Encuentro Internacional de Formación y Animación Misionera Tegucigalpa, Honduras 6-30 de Enero de2014
Con el deseo de profundizar nuestra espiritualidad misionera nosotros los nueve participantes del IV encuentro Internacional de Formación y Animación Misionera, de diferentes países (Filipinas, Venezuela, Honduras, Costa Rica y El Salvador) llamados en comunidad hacia la misión Ad Gentes, donde no hay límites para vivir distintas experiencias y realidades, queremos compartir la riqueza este encuentro.
En una primera etapa de integración de aspectos formativos y culturales, se logró la convivencia fraterna con amabilidad, respeto, cariño, confianza, autenticidad y fe, que permitió compenetrarnos unos con otros y trabajar en equipo en las diversas tareas y actividades que se realizaron.
Como la parábola del sembrador Jesús nos introdujo en la segunda etapa de Inmersión, realizada en diferentes comunidades rurales de Honduras (Pespire, Comayagua, Olancho y Francisco Morazán) y El Salvador (Intipucá departamento de la Unión), tomándonos a cada uno como una semilla que fue plantada y vemos esto como fruto del movimiento del Espíritu Santo, nos identificamos con la realidad de las distintas familias en cada comunidad haciéndonos unos con ellos en el servicio, disponibilidad y entrega.
A ejemplo de Jesús nos apartamos en búsqueda de la voluntad del Padre en la tercera y última etapa de este encuentro (discernimiento en retiro de silencio), logramos ver los frutos de nuestra vocación misionera descubriendo en nuestro interior la diversidad de valores y cualidades entrelazadas con debilidades. Dios nos ha fortalecido para llevar esperanza a quienes nos rodean, consolidamos así respuestas concretas al llamado de Dios para cada una de nuestras vidas.
Agradecemos a Dios por el excelente equipo de animación que asumió este gran reto con alegría, a cada comunidad de misión por abrir su corazón, a los acompañantes que fueron una pieza esencial en nuestro discernimiento y a todos aquellos que hicieron posible este encuentro.
Podemos concluir que “Jesús nos miró y se dejó mirar con ojos misioneros, que ven más allá de toda frontera”
fuente: Blogtestigos de esperanza