Cuaresma, tiempo para vivir la alegría de la misericordia

MENSAJE DEL OBISPO DE SAN VICENTE
EN EL TIEMPO DE LA CUARESMA
San Vicente, 14 de febrero 2016.
Cuaresma, tiempo para vivir la alegría de la misericordia y ser misericordiosos como el Padre.

Queridos Hermanos y Hermanas; el Señor Jesús les llene de su misericordia para que la irradiemos con quienes compartimos la vida cotidianamente.

Al inicio de este tiempo de gracia cuaresmal, y con la alegría nos da la Visita Apostólica del Papa Francisco a México, me dirijo a Ustedes para invitarlos a que vivamos este tiempo de preparación hacia la Pascua del año 2016, como un gran retiro espiritual, dónde la Iglesia nos pide que intensifiquemos nuestra escucha de la Palabra de Dios, que nos invita a la conversión. Esta conversión es hacia el Señor (cf. Joel 2,12-18), escuchando más intensamente su Palabra, encontrándolo en los Sacramentos; conversión hacia nosotros mismos, examinándonos sobre las cualidades que tenemos y nuestras fragilidades y áreas que necesitan ser trasformadas y redimidas; conversión hacia el prójimo, que lo haremos en la medida que vivamos intensamente el amor hecho solidaridad,a través de las obras de misericordia; y conversión hacia la creación a la que debemos cuidar, respetar, proteger y nunca destruir, ni contaminar nuestra casa común (cf. LS. 218).

Este primer domingo de Cuaresma nos ha puesto delante de Jesús venciendo las tentaciones delDemonio; solo la comunión con Cristo nos asegura la victoria frente a las tentaciones cotidianas para ser fieles al proyecto de Dios (Lc.4,1-1) y vigilantestal como nos aconseja el Apóstol San Pedro: «Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe» (1Pe 5,8).En el segundo domingo de Cuaresma contemplaremos a Jesús como nuestrameta, lo veremos transfigurado en el Tabor (cf. Lc. 9, 28-36); Él nos llama a transfigurar nuestra vida y conformarla a Él, de modo que podemos entender la conversión como un proceso de transfiguración a imagen de Cristo. El tercer domingo de Cuaresma nos invitará a la necesidad de arrepentimiento y conversión, el Señor nos propondrá la parábola de la Higuera estéril (Lc. 13, 1-9); se nos apela a ofrecer frente a la gracia de la misericordia nuestro aporte humano, para producir buenos frutos de amor, ternura, compasión, justicia, misericordia ante nuestros hermanos que sufren. El Señor dueño de estas higueras que somos nosotros puede exigirnos y pedirnos cuentas. El Cuarto domingo de Cuaresma, en este Año de la Misericordia, nos anima a experimentar la infinita y absoluta misericordia del Padre y de su Hijo Jesucristo, que nos esperan con los brazos abiertos a cada uno de nosotros(Cf. Lc 15, 1-3.11-32), que conscientes de nuestro pecado, nuestra debilidad y fragilidad humana nos hemos alejado de su amor. Es su gracia que nos lleva al arrepentimiento y a la búsqueda de su perdón, nos acoge de inmediato y celebra con nosotros la fiesta del perdón. El Quinto Domingo de Cuaresma,la Palabra de Dios nos sigue animando en nuestro camino de conversión; nos presenta a Jesús encontrando y perdonando a la mujer adúltera (Jn 8, 1-11). Con ello, se nos recuerda nuestra condición de pecadores, todos tenemos un techo cristal, por lo que no debemos tirar piedras al del vecino. Jesús nos llama nuevamente a tener amor, respeto, comprensión, compasión y perdón frente a los que se equivocan, invitándolos alencuentro con Cristo, que es capaz de transformar, sanar, liberar a la persona humana de todo pecado, enfermedad, adicción que esclaviza y destruye nuestra vida; solo Él es capaz de darle un nuevo sentido y rumbo. Esta es la misión que ha confiado a su Iglesia por el poder del Espíritu Santo, a seguir llevando la Buena Noticia a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, a continuar sanando, perdonando, consolando y salvando integralmente; por ello es llamada la Iglesia en el Concilio Vaticano II, “Sacramento universal de salvación" (LG 48).

Quiero concluir este mensaje cuaresmal, con la invitación que el Papa Francisco nos hace,en la Bula de convocación al Jubileo Extraordinario de la Misericordia, denominadaMisericordiae Vultus: “Redescubramos las obras demisericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras demisericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos” (MV,15).

Renovando mis saludos fraternos y agradeciendo profundamente su bondad y solidaridad conmigo, en este tiempo de mi enfermedad, ya que contraje una bacteria denominada Salmonella Tyhpi, que afectó todo el sistema digestivo, y a la vez se desarrolló una apendicitis perforada (explotó), que hasta al tercer día de hospitalización fue detectada, pero las defensas del cuerpo la encerraron encapsulándola y formando un plastrón, evitando una peritonitis. Por el momento, estamos siguiendo rigurosamente el tratamiento médico prescrito, con el reposo absoluto indicado. Agradezco su comprensión y sus oraciones.

Que el Señor les bendiga y les dé su paz.

Fraternalmente,+Mons. José Elías Rauda Gutiérrez,

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