La Vida Consagrada

La Vida Consagrada

El Papa Francisco, al convocar el año de la vida consagrada 2014–2016, lo hace en virtud de la celebración de los “50 años de la Constitución dogmática Lumen gentium y el Decreto Perfectae caritatis, ambos Documentos conciliares tratan sobre la vida religiosa y su renovación”.

Vida religiosa y vida consagrada son dos términos en uno solo, que definen el ser y quehacer de quienes buscan responder por la profesión de los Consejos evangélicos a la vocación a la que son llamados por su bautismo, siguiendo más de cerca a Cristo bajo la acción del Espíritu Santo.

El nuevo Derecho canónico, alude a este estado de vida: “Dios llama especialmente a algunos fieles a dicho estado, para que gocen de este don peculiar en la vida de la Iglesia y favorezcan su misión salvífica de acuerdo con el fin y el espíritu del Instituto.” C.D.C. 574.

El Papa Francisco en su carta es claro en el objetivo de su carta al reafirmar: “Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir. Poned los ojos en el futuro, hacia el que el espíritu os impulsa para seguir haciendo grandes cosas”. V.C. 110.

El mundo, la sociedad, las culturas, la historia, el hombre en toda su dimensión la Iglesia misma le debe mucho, a este estado de vida consagrada, a ese ingente número de mujeres y hombres, que viviendo en pequeñas o grandes comunidades, en conventos, monasterios, en el campo; ora rezando, trabajando manualmente, evangelizando en los cinco continentes, educando, catequizando, atendiendo niños, enfermos, abandonados, al frente y dentro de las periferias humanas pobres, han consagrado sus vidas al Señor de la vida, atendiendo y sirviendo a sus hermanos pobres, de acuerdo al espíritu del evangelio: Tuve hambre y me dieron de comer, vestido, techo, amor. Mt 25,37.

Este estilo propio de vivir esta vocación, toma forma desde los primeros siglos de la Iglesia, en parte para responder perfectamente a las exigencias del evangelio, ad intra y ad extra, y así lo entendía, un obispo cuando escribía a los fieles, que creían perder a su santo párroco “El Señor presbítero citado tiene intenciones de pasar a la vida religiosa y el gobierno eclesiástico no puede según derecho oponerse a su vocación a una vida más perfecta”.

“En sus orígenes se hace presente la acción de Dios que, en su espíritu, llama a algunas personas a seguir de cerca a Cristo, para traducir el evangelio en una particular forma, a leer con los ojos de la fe los signos de los tiempos, a responder creativamente a las necesidades de la Iglesia”. ( P. Francisco )

Que la Iglesia siga orando al dueño de la mies para que inspire a jóvenes a este estilo de vida, cuyo carisma encierra y abarca a mujeres y hombres in situ.

Felicidades y oraciones a los miembros de la vida consagrada.

Pbro. Francisco Ramos
Misionero Paulino

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